miércoles, 25 de abril de 2012

Pensamientos, preguntas y problemas (9)


Otro día buscaré a ese ser. Así que ahora, Instinto, llévame de regreso a las tiendas, junto a nuestros padres, por favor.
Yo te enseñaré el camino. Te lo mostraré con imágenes. Confía en mí.
Aquello sí que me sorprendió bastante. Era… Jeff, el tío de Josh. Bueno, no hay que buscarle pegas a la buena suerte.
Miranda, tú puedes llevarlos de regreso. Tienes todo lo necesario. Búscalo en tu interior.
Jeff, no sé si…
¡Claro, que podrás! Confía en mí. Te ayudaré.
De inmediato en mi mente se formó una nube oscura que se aclaró hasta formar una imagen perfecta del bosque. Miré a mi alrededor buscando esa imagen. Estaba a mi izquierda. Debíamos seguir por allí. Mi hermano percibió mi decisión y siguió él en cabeza pero siguiendo las instrucciones que nos llegaban desde alguna parte de este bosque.
Jeffrey nos guió durante la media hora de recorrido entre el remanso y las tiendas. Cuando llegamos, todo estaba apagado. Aún no se había encendido el fuego, ni había linternas. Nada. Solo había silencio. Mis padres no estaban. Ha pasado algo y no sé lo qué.
Miranda. Solo tienes que hacer dos cosas. Encender el fuego y cuidar de tus primos y de Marcos. Nada más. Vuestros padres regresarán pronto. No te preocupes.
Era Jeff otra vez. Él sabía algo y no me lo ha contado. Dice que no me preocupe… Eso es imposible. Estoy de los nervios. ¿Qué habrá pasado para que no haya nadie aquí? Sin embargo, hice lo que me dijo Jeffrey. Encendí el fuego e incluso les preparé una merienda a los chicos. Así estarán tranquilos y entretenidos. Mi madre me dijo una vez que a los hombres se les gana por el estómago y aquellos críos no iban a ser la excepción. Además, no se preguntarán dónde están sus padres durante un buen rato. Espero que vuelvan antes de que eso pase.
Ya ha anochecido. El fuego ya no es suficiente para dar luz, por lo que Marcos encendió un par de linternas y las dispuso por el claro. Ya no sé qué hacer. Esta espera es inaguantable. Ya no lo soporto más. Tengo que hacer algo. No sé.
Tranquilízate, volverán tarde o temprano.
Marcos y mis primos habían sacado unos juegos de mesa y parecía que se divertían. Mientras ellos estén tranquilos…
¿Has oído eso?
Marcos lo había  oído igual que yo. Podíamos oír unos pasos nerviosos acercándose por nuestra derecha. No sé qué hacer. ¿Será amigo o enemigo? Permanecimos quietos, sin hacer nada imprudente. Mis primos siguieron jugando. Ellos no habían oído nada. Cada vez estaban más cerca. Eran varios.
Inmediatamente, los matorrales se movieron y nuestras madres aparecieron por allí. El alivio recorrió tanto mi cuerpo como el de Marcos. Menos mal que eran ellas. Nuestros primos corrieron junto a su madre que fue directa a preparar la cena. Pude sentirla nerviosa e intranquila. ¿Qué habrá pasado?
Mi madre nos miró a ambos y nos hizo una seña para que la siguiéramos a la parte más alejada del campamento. No quiere que nuestros primos nos escuchen. La noto distinta. Como si algo nuevo hubiese aparecido en ella. Pero, al mismo tiempo sigue siendo mi madre, nada ha cambiado.
Repentinamente, mi hermano se abalanzó a los brazos de nuestra madre. Me pareció de lo más extraño. Mi hermano no era una persona que mostrara sus sentimientos abiertamente ni tampoco le agradaban las muestras de afecto exageradas y en público. Por lo que su actitud ahora es muy rara. ¡Ya no sé por quién preocuparme!
-¿Mamá, qué ha pasado? -Marcos la miraba preocupado, también había notado algo diferente en ella.
Que nuestra familia pronto volverá al sitio al que pertenece y del que nunca debimos marcharnos.
Ahora sí que lo entiendo todo. Mi madre también ha recordado... Bueno, en realidad, no sé lo que ha recordado porque yo no lo recuerdo. Solo tengo imágenes sueltas en mi cabeza que me dicen que hay algo grande e importante que he olvidado. Noto como mi madre centra toda su atención en mí. No sé ni como sentirme. Siento rabia... miedo... decepción... No sé... Necesito estar sola y no pensar.
Ahora es muy tarde para que te vayas por ahí... Mañana si quieres te dejamos a solas. Nos llevamos a los niños y a Vera.
Gracias, mamá. No me alejaré...
Por eso no te preocupes. Si se hace tarde, te buscaremos. Nunca estarás sola, pero sí que podemos dejarte espacio. Y ante todo no hagas nada imprudente.
De acuerdo.
Mi madre fue a ayudar a mi tía y nosotros nos entretuvimos con los juegos de mesa, esperando a que llegaran los demás. Cuando la cena ya estaba lista, aparecieron Vera y mi tío y nos pusimos a cenar. Faltaba mi padre, pero nadie había dicho nada al respecto. ¿Dónde estaría y qué estaría haciendo?  Cuando nos acostamos, mi padre aún no había vuelto. Me estaba preocupando, pero mi madre no lo estaba, así que  decidí dormirme y dar paso a un miércoles más largo aún si cabe que el martes.

miércoles, 18 de abril de 2012

Pensamientos, preguntas y problemas (8)

Ya hemos recogido todo y mi hermano y mis primos ya se han secado y vestido con ropa seca. Tengo que llevarlos de regreso a las tiendas pero no sé por donde. Intento seguir mi instinto, pero no me dice nada lógico. Lo único que siento es ganas de adentrarme en el bosque y buscar a ese ser de ojos brillantes que me ayudó a salir de aquella parte del bosque tan tenebroso y oscura. En el fondo de mi corazón siento que reconozco esos ojos, pero es demasiado extraño. No recuerdo haberlos visto en mi vida. Bueno... realmente ahora mismo eso no es una excusa válida.
-¿Y ahora que hacemos Miranda? –mi primo pequeño me miraba preocupado. Hasta él se había dado cuenta de que no tenía ni idea de cómo volver junto a nuestros padres.
-Pues no lo sé. Tendremos que esperar a que nos vengan a buscar.
Papá me acaba de decir que se van a retrasar, que vayamos hacia las tiendas…
¿Y cómo diablos vamos a volver?
Miranda, nosotros conocemos este bosque mejor que nadie. Solo que aún no nos hemos dado cuenta.
¿Cómo?
Debemos seguir nuestro instinto y buscar la senda correcta antes de que anochezca. Papá confía en nosotros…
Qué bien…
Ahora sí que teníamos un problema. Y grave, por cierto. Seguir nuestro instinto. Que fácil suena y qué difícil es cuando tu instinto no quiere que vuelvas a la tienda sino que me interne aún más en el bosque y que encuentre al ser que me guió de regreso con mi hermano y mis primos. No nos queda más remedio que fiarnos del instinto de Marcos.
Mi hermano iba delante y yo al final, detrás de mis primos. Primero seguimos el río durante al menos unos diez minutos. Luego tuvimos que adentrarnos un poco en el bosque porque se hacía imposible seguir el curso del río. No era capaz de identificar el camino, ni siquiera alguna roca o árbol. Nada de nada.
Estaba anocheciendo demasiado rápido para ser un día de verano. Hoy todo se volvía en mi contra. Ni siquiera un martes trece produciría tan mala suerte. De repente Marcos se paró. Sentí su indecisión y su inseguridad. Me miró a los ojos buscando ayuda. Tengo que buscar eso que todos saben que tengo dentro y que aún no se ha despertado. Seguir mi instinto… Quiero volver a casa… Otro día buscaré a ese ser. Así que ahora, Instinto, llévame de regreso a las tiendas, junto a nuestros padres, por favor.

miércoles, 11 de abril de 2012

Pensamientos, preguntas y problemas (7)

 -¿¡JD!?
Tan pronto oí mi nombre, me giré. No reconocí esa voz. No era de nadie de la comunidad; me había alejado lo suficiente como para que nadie me encontrara. Pero nada más girarme vi a tres personas, dos mujeres y un hombre, que no esperaba ver allí. Eran los padres de Miranda y una mujer a la que nunca había visto. Sentí su sorpresa y también a mí me sorprendió enormemente el hecho de que Adrian me hubiese reconocido. Me di la vuelta para seguir mi camino. Fingiría ser un lobo normal y asustado. No notarían la diferencia. No tengo especial interés ni ganas de hablar con ellos. No mientras tenga restricciones que cumplir para con Miranda.
-Por favor no te vayas. Necesitamos hablar contigo, por favor -Suzanne me estaba implorando... A eso no podía negarme. Hace tiempo prometí que a ella nunca la decepcionaría. Siempre se preocupó más por mí que mi propia madre y me defendía ante don Andrés, su padre-. Por favor, hazlo por..
No permití que terminara la frase. Ya había accedido casi en el momento en el que los vi. Tenía que cambiar de forma. Era necesario. No tenía pensado hablar con ellos en mi segunda forma. Todavía no sé lo que piensan de mí ahora mismo. A unos tres metros había unos matorrales y un gran árbol. Me dirigí allí.
Cambiar de forma no es algo que nos guste especialmente. Duele sentir como tus huesos, tus músculos se transforman literalmente. De lobo a hombre es peor. Es como sentir que alguien te estira y te estira como si fueras un muelle. Sin embargo, tras un mes haciéndolo uno se acaba acostumbrando. Yo ya llevo dos años, ahora es pan comido, aun así, no es agradable.
Tardaría aproximadamente un minuto y medio y en ese tiempo debía acostumbrarme a ser una persona de nuevo, a andar sobre dos piernas y a no rehuir de todo lo que no sea propio del reino animal. Lo más difícil era acostumbrarse de nuevo a estar rodeado por personas. Cuando estamos en nuestra forma lobuna, tendemos a aislarnos y alejarnos de las poblaciones y de los sitios donde simplemente hay alguien más aparte de nosotros mismos.
-Gracias...
-No tenéis por qué agradecerme nada -no tengo ni idea de lo que quieren hablar, pero no voy a perder la oportunidad de saber cómo está Miranda. Sé que ellos serán sinceros conmigo.
Adrian dio un paso hacia mí y me tendió una mano. Yo se la estreché. Pude sentir y ver parte de lo que habían sufrido. Era demasiado para una sola persona, pero también sentí su determinación y su seguridad a volver a su vida, a la comunidad y a continuar dejando el pasado atrás. Me alegro mucho de que Adrian no sea parte de mi familia porque si no vendrían buscando venganza por una serie de sucesos y discusiones de las que ya nadie conoce el motivo ni quien empezó esta especie de confrontación interna.
-Tenemos mucho que agradecerte -Suzanne me abrazó y me miró a los ojos. Sentí todo su agradecimiento y me gustó la sensación de que por fin haya alguien que reconozca lo que hago bien y que no le dé más importancia a lo que hago mal-. A ti y a tu tío Jeffrey. Salvaste a Miranda. Protegiste su corazón como lo haría un buen amigo...
-Le disteis un techo bajo el que vivir a Mateo. Tú y Mateo os visteis envueltos en todo esto directamente y no tenía que haber sucedido así. Ya he hablado con él y le he explicado todo -nunca había visto al padre de Miranda tan decidido a arreglar todo este embrollo. Antes siempre había estado bajo el yugo y tras la sombra de don Andrés (igual que mi padre está bajo mi abuelo Luke). Es un gran hombre, puede hacer muchas cosas y parece que está dispuesto a demostrarlo.
-Y aún por encima ahora estáis limpiando nuestra casa para que podamos volver a la comunidad... ¿y dices que no tenemos nada que agradeceros?
-A mí no me importa hacerlo. Así tengo algo con lo que distraerme y no pensar en... -solo recordarlo se me revuelve el estómago. Mi hermano que quiere cumplir una venganza sin sentido, mi madre que no me quiere, que ya no tengo casa, mi abuelo que me odia y mi padre que no aparece por ningún lado.
-No te preocupes, todo se arreglará. Para eso estamos aquí. Y siéntete libre de quedarte en la casa de mi hermana todo el tiempo que necesites. A ella no le importa y le guste tenerte en su casa.
-Además, le has dado un motivo para que use su horno más a menudo. ¡Con lo que le gusta hacer pasteles! -ver que la madre de Miranda podía sonreír me dio un motivo para pensar que tienen razón y que todo se arreglará. Pero... ¿cuánto tiempo hará falta?
-Bueno, ya se ha hecho demasiado tarde. Tenemos que volver junto a los chicos que van a pensar que nos hemos olvidado de ellos.
-Tienes razón, pero yo me voy con JD a casa de mi hermana. Tú explícaselo a los chicos de la mejor forma posible para que no se preocupen.
-Está bien.
Suzanne se despidió de su marido con un beso y la otra mujer y ella se internaron en el bosque de regreso al sitio donde acampaban. Adrian las observó hasta que desaparecieron entre la maleza.
-Vayámonos, chico. Seguro que conoces algún camino hacia la casa de mi hermana que ni se acerque a la comunidad.
-Sígueme.

miércoles, 4 de abril de 2012

Pensamientos, preguntas y problemas (6)

Me interné en el bosque hasta que los perdí de vista. Me apetecía caminar entre los árboles, vagar perdida, no pensar… Había demasiadas preguntas y pocas respuestas. Anduve sin rumbo durante casi cinco minutos. No me fijé siquiera por donde andaba. Pero cuando me paré, no reconocí aquella parte del bosque. Todo era distinto. Los árboles, los matorrales y el suelo, incluso la tonalidad de la luz del sol era diferente. Era más oscura, apagada. No sé. ¿Cómo es posible que no me haya dado cuenta?
Debo volver… Creo que me he alejado demasiado.
Hay un problema… ¿por dónde he venido?
Todo aquí es extraño. Más salvaje, indomable. Parece como si un escultor enfadado, lleno de ira, hubiera usado esta parte del bosque para expresarse. ¿Qué hago? No puedo seguir andando sin rumbo. Puede ser aún más peligroso.
Una rama acaba de romperse a mi espalda. Me giro inmediatamente. No hay nadie, ni nada. Ahora el ruido de un matorral al ser movido, a mi derecha. No puedo ver nada. Todavía es de día pero en esta zona del bosque podría tener un elefante delante de mis narices y no me daría ni cuenta.
Doy un paso hacia delante. Algo se movió rápidamente desde mi derecha hasta situarse justo delante de mí. Doy otro paso. No se oye nada… Ahora dos pasos lentos. Me paro y permanezco en silencio. Solo puedo oír mi respiración agitada y mi corazón acelerado. Trato de ralentizar mis pulsaciones. Todo se vuelve silencio de repente. Sin embargo, puedo oír como unas pisadas suaves en la hojarasca se alejan de mí en línea recta. Las sigo.
En realidad no debería hacer lo que estoy haciendo. No es razonable. Pero tampoco me puedo quedar aquí quieta mientras oscurece. Sigo las pisadas. Ahora las oigo un poco más cerca y más hacia la izquierda, como si me guiasen a algún lugar. Las pisadas son muy silenciosas y casi no se oyen, pero en la quietud del bosque las oigo perfectamente.
Hay algo en el bosque que está cambiando. Lo noto en… la piel. ¿O soy yo? Ahora el bosque es diferente. Vuelve a ser como era antes de que me adentrara tanto. No sé como explicarlo, solo lo sé. Giré hacia la derecha. Las pisadas me seguían guiando. No tengo ni idea de qué tipo de animal estoy siguiendo. Cada vez que me acerco más, las pisadas aceleran el paso como evitando que lo vea. Nada más seguir en esta nueva dirección ya me situé. ¡Ya sé donde estoy! Andando en esta dirección unos veinte metros más o menos está la playa donde están mis primos y mi hermano.
Las pisadas se detuvieron y yo también. Pude oír dos grandes saltos… Lo que me guió hasta allí, ya no estaba. Se ha ido. Anduve hacia delante, pero de repente lo oí detenerse a mi espalda. Me di la vuelta esperando ver algo… Lo único que pude ver fueron dos ojos brillantes a lo lejos. No sé por qué, pero algo se agitó inquieto en mi interior, como luchando por salir afuera. Aquellos ojos se me quedaron grabados en la mente, en el corazón, en el alma… No creo que los vaya a olvidar. Es imposible… No lo entiendo.
Un palo se acaba de romper detrás de mí. Me giro bruscamente y veo a mi hermano todavía mojado y preocupado. Me giré otra vez y busqué con la mirada aquellos ojos salvajes y a la vez amables en medio del bosque. Habían desaparecido, por supuesto. Aquello me entristeció. Necesitaba volver a ver aquellos ojos que no parecían humanos pero tampoco eran de un animal, no uno normal y corriente.
¿Qué te ha pasado Miranda? Estás agitada y alterada…
No te preocupes por mí. Estoy bien. Es sólo que…
¿Qué?
Nada.
Mi hermano parece no haberse conformado con la respuesta. Pero no le va a quedar otro remedio. Ahora mismo no puedo analizar lo que ha sucedido en el bosque. No soy capaz. Es demasiado irreal… Marcos decide no entrometerse. Se lo agradezco de corazón. Mis primos siguen en el agua. No se cansan nunca, pero ya es tarde y debemos volver. Lo extraño es que no haya venido nadie aún a buscarnos. No creo que se hayan olvidado de nosotros.  

miércoles, 21 de marzo de 2012

Pensamientos, preguntas y problemas (5)

 Mi hermano intenta matar a Miranda y a Marcos. Pero, ¿por qué? No entiendo nada. Por eso mi hermano se escapó y cuando notó la presencia de Miranda en el bosque corrió a por ella. Algo dentro de mí empieza a rebelarse. No pienso permitirle que me arrebate más cosas. Primero me quitó el respeto y aprecio de mi propia familia. Me hizo la vida imposible, yo siempre trataba de escaparme de casa cuando estaba él.
Luego conoció a Nicky, su amiga del corazón, y, claro, mi abuelo y mi madre empezaron a quererla por encima de todo -y de mí-. Nicky provenía de una buena familia de otra comunidad que se encontraba a unos doscientos kilómetros de aquí. Lo que mi abuelo vio en esa unión fue el dinero directo y el poder de las influencias y amistades con su familia. La familia de Nicky era igual que la mía. En cambio ella era diferente. Era muy amable y simpática con todos. No hacía distinciones entre las personas. Y sacaba lo mejor de cada uno. Incluso, mi hermano cambió. Se convirtió en el hermano que nunca había sido y cambió como persona. Era mejor. Pero hace dos años todo se volvió negro para nuestra familia y para mi hermano su mundo se derrumbó. Nicky y la abuela de Miranda se vieron implicadas en un horrible accidente. Nadie sabe qué ocurrió en realidad, ni de quién fue la culpa.
Mi abuelo vio reducido su poder considerablemente. Tras la muerte de Nicky, su familia nos echó la culpa y desde entonces estamos enemistados con su comunidad entera. Fue horrible... Mi hermano perdió la mitad de su corazón. Un hecho ya en sí horrible. Algo que nunca le he deseado ni a mi peor enemigo. Luke se volvió más huraño y salvaje que antes de conocer a Nicky. Yo evitaba cualquier encuentro con él. Era demasiado su dolor y con alguien lo tenía que pagar. Yo era el que siempre tenía más a mano.
Lo que no entiendo es por qué mi hermano le echa la culpa a Miranda. No lo entiendo en absoluto. Ella no tiene nada que ver. La conversación volvió a mis oídos. Su dirección había cambiado...
-... el domingo.
-Ya falta muy poco. Va a ser duro para ella -Sarah había dejado el trapo que tenía a un lado y miraba a su sobrino fijamente-. Debemos procurar que sea lo más leve posible para ella. Ya en sí es un momento muy importante para ella. Pero ha perdido todos sus recuerdos y ahora mismo supongo que no entenderá nada.
-Sarah, no debes olvidar que ella es fuerte... y no está sola -mi tío Jeff se dirigía a ella desde lo alto de una escalera de mano. Debía estar limpiando el techo.
-Ya lo sé, pero... -algo hacía dudar a Sarah. ¿Qué la preocupaba?
-No tienes de qué preocuparte, Sarah -Andy estaba... ¿sonriendo?- Josh estará a la altura. ¿Verdad, Josh? -sabía que estaba tras la puerta, así que no me quedó más remedio que entrar en la cocina.
-Sí. No pienso dejarla sola. Nunca se me ha pasado por la cabeza. Ni siquiera ahora. Ella es a quien mi corazón ha elegido. Es mi deber cuidarla y ayudarla en la Transición -ahora mismo estaba seguro de muy pocas cosas, pero esta era una de la que sí estaba 100% seguro. No había dudas con respecto a Miranda. Ni una sola. Miré a Sarah, sonreía.
No había más cosas que decir, por lo que seguimos limpiando la planta baja. Cuando el sol empezó a ocultarse, recogimos todo y volvimos a casa de Sarah. La conversación que se mantuvo en la que sería la casa de Adrian Grewman a partir de ahora me había dado muchas cosas en que pensar. Miranda corría más peligro del que creía. Mi hermano quiere... No se lo voy a permitir. Eso jamás. Necesito caminar...

miércoles, 14 de marzo de 2012

Pensamientos, preguntas y problemas (4)

 Después de comer seguimos trabajando. Aún quedaba mucho por hacer, por lo que Sarah se quedó a ayudarnos. El segundo paso era el interior de la casa. Yo me dediqué a abrir puertas y ventanas y ver si había algún visitante indeseado, como algún ratón o algún pájaro muerto que se hubiera colado por cualquier lugar. Mi tío Jeff desapareció durante unos minutos e inmediatamente la casa tenía luz eléctrica y agua corriente. Para mí siempre fue un gran misterio el modo en que estas casas aisladas y la comunidad poseían electricidad. No había visto nunca un solo cable por las calles ni entre los árboles. Supongo que algún día lo sabré.
Andy y Sarah habían empezado por limpiar la cocina que estaba en la planta baja. Después mi tío Jeff se reunió con ellos para ayudarles. Yo seguí abriendo las ventanas de la planta de arriba. Cuando acabé, me reuní con los demás. Ya casi habían acabado de limpiar la cocina.
Sin embargo, al llegar a la puerta de la cocina me detuve a escuchar. No sé por qué lo hice, pero lo hice...
-... que van a hacer -Sarah parecía preocupada. ¿Por qué?
-Tranquila, se las apañarán. Siempre lo han hecho. Incluso cuando vivían en la comunidad con Andrés, lo llevaban bastante bien -¿de qué rayos está hablando mi tío Jeff? No entiendo nada de nada.
-Tienes razón Jeff, pero tengo miedo de lo que han podido olvidar. En qué medida se recuerda todo tras un bloqueo mental de esa magnitud -Andy estaba preocupado. Es normal. Sus padres se han olvidado de él, literalmente. Volver a verles y que no lo reconozcan sería un gran golpe para él.
-No te preocupes Andy. Todo va a salir bien. Ahora que Adrian y Suzanne vuelven y con Andrés muerto, vas a poder reclamar el puesto que te pertenece por derecho -¿el puesto que le pertenece por derecho? ¿Don Andrés ha muerto?
-La verdad, no sé si debo... No mientras Luke ande por ahí buscando venganza e intentando matar a mi hermana. Primero es mi familia, luego la comunidad. Lo siento.
-En realidad, tienes razón. No sé cómo ha podido metérsele en la cabeza que Miranda tiene algo que ver en la muerte de su abuela y de Nicky -mi tío parecía abatido. Realmente parece más viejo de lo que es. Algo le tiene muy preocupado...
-Miranda no tiene nada que ver... ni Marcos.
Pero... ¿qué es lo que está pasando aquí realmente?

miércoles, 7 de marzo de 2012

Pensamientos, preguntas y problemas (3)

Ya iba a ser la hora de comer cuando paramos en una pequeña playa fluvial para descansar y comer algo. Hasta ahora habíamos visto ciertas curiosidades de este bosque que mi padre parecía conoce a la perfección. Lo más raro de todo es que cada lugar en el que parábamos hacía que me recorriese un hormigueo de los pies a la cabeza. No sé si estoy enloqueciendo, pero parece como si mi padre estuviese intentando que recordase mi pasado.
No sé si todo es demasiado para mí. No entiendo nada, pero lo siento todo.
Mi hermano no volvió a hablar conmigo acerca de lo que pasó ayer antes de cenar. Sé que él, mientras yo le enseñaba mi tarde, averiguó ciertas cosas que no compartió conmigo, pero sospecho que sí lo hizo con mi padre. Me siento un poco perdida. Hay muchas cosas que todavía no entiendo.
Después de comer, mis primos querían quedarse en la playa y bañarse, pero mi madre y mi tía preferían seguir paseando. Tras varios tira y afloja la solución fue que mi tía y mi madre irían de paseo con mi padre, yo me quedaría en la playa con mis primos y mi hermano y mi tío acompañaría a mi prima a visitar las tiendas del complejo comercial, que estaba a la entrada del bosque. Solo constaba de dos tiendas de recuerdos del parque natural, una cafetería, un pequeño hostal, un tienda de provisiones y materiales necesarios para poder acampar en el bosque y un puesto de vigilancia de guardabosques. Supuestamente, las tiendas estaban destinadas para que los turistas dejen allí el dinero que lleven encima. El lugar perfecto para mantener a Vera entretenida durante al menos las tres horas siguientes.
Una preocupación menos.
Tienes razón. ¡Mira que protesta! El único consuelo que nos queda es que no vamos a tener que aguantarla mucho más tiempo.
Noté un cambio en el humor de Marcos, desde que solo nos habíamos quedado nosotros y nuestros primos pequeños. Parece que papá le había impuesto ciertas normas.
Solo hasta que él hable contigo. Me dijo que no debía rebuscar todo lo que está oculto para dejarte dormir por las noches.
Qué considerado por tu parte que le hayas hecho caso.
Cuando se ha tratado de esto, siempre le he hecho caso.
Yo me quedé en la orilla viendo como los tres se bañaban. No pensaba meterme en el agua al día siguiente de casi ahogarme en la Cascada. Se lo estaban pasando bien, no había peligros, a menos que apareciese un gran caimán, lo cual no es posible, no en esta zona del estado; y yo tenía ganas de caminar. No iba a aguantar mucho más allí sentada viendo para los árboles.
-Marcos, voy a dar una vuelta. Vuelvo en quince minutos. No os mováis de aquí.
-¡Vale, Miranda! ¡No nos moveremos!
Ten cuidado. Y ni se te ocurra ir río arriba. No te conviene. No, todavía. Y si papá se enterara…
De acuerdo, ¿entonces, río abajo?
Es la mejor opción. De momento.