miércoles, 4 de abril de 2012

Pensamientos, preguntas y problemas (6)

Me interné en el bosque hasta que los perdí de vista. Me apetecía caminar entre los árboles, vagar perdida, no pensar… Había demasiadas preguntas y pocas respuestas. Anduve sin rumbo durante casi cinco minutos. No me fijé siquiera por donde andaba. Pero cuando me paré, no reconocí aquella parte del bosque. Todo era distinto. Los árboles, los matorrales y el suelo, incluso la tonalidad de la luz del sol era diferente. Era más oscura, apagada. No sé. ¿Cómo es posible que no me haya dado cuenta?
Debo volver… Creo que me he alejado demasiado.
Hay un problema… ¿por dónde he venido?
Todo aquí es extraño. Más salvaje, indomable. Parece como si un escultor enfadado, lleno de ira, hubiera usado esta parte del bosque para expresarse. ¿Qué hago? No puedo seguir andando sin rumbo. Puede ser aún más peligroso.
Una rama acaba de romperse a mi espalda. Me giro inmediatamente. No hay nadie, ni nada. Ahora el ruido de un matorral al ser movido, a mi derecha. No puedo ver nada. Todavía es de día pero en esta zona del bosque podría tener un elefante delante de mis narices y no me daría ni cuenta.
Doy un paso hacia delante. Algo se movió rápidamente desde mi derecha hasta situarse justo delante de mí. Doy otro paso. No se oye nada… Ahora dos pasos lentos. Me paro y permanezco en silencio. Solo puedo oír mi respiración agitada y mi corazón acelerado. Trato de ralentizar mis pulsaciones. Todo se vuelve silencio de repente. Sin embargo, puedo oír como unas pisadas suaves en la hojarasca se alejan de mí en línea recta. Las sigo.
En realidad no debería hacer lo que estoy haciendo. No es razonable. Pero tampoco me puedo quedar aquí quieta mientras oscurece. Sigo las pisadas. Ahora las oigo un poco más cerca y más hacia la izquierda, como si me guiasen a algún lugar. Las pisadas son muy silenciosas y casi no se oyen, pero en la quietud del bosque las oigo perfectamente.
Hay algo en el bosque que está cambiando. Lo noto en… la piel. ¿O soy yo? Ahora el bosque es diferente. Vuelve a ser como era antes de que me adentrara tanto. No sé como explicarlo, solo lo sé. Giré hacia la derecha. Las pisadas me seguían guiando. No tengo ni idea de qué tipo de animal estoy siguiendo. Cada vez que me acerco más, las pisadas aceleran el paso como evitando que lo vea. Nada más seguir en esta nueva dirección ya me situé. ¡Ya sé donde estoy! Andando en esta dirección unos veinte metros más o menos está la playa donde están mis primos y mi hermano.
Las pisadas se detuvieron y yo también. Pude oír dos grandes saltos… Lo que me guió hasta allí, ya no estaba. Se ha ido. Anduve hacia delante, pero de repente lo oí detenerse a mi espalda. Me di la vuelta esperando ver algo… Lo único que pude ver fueron dos ojos brillantes a lo lejos. No sé por qué, pero algo se agitó inquieto en mi interior, como luchando por salir afuera. Aquellos ojos se me quedaron grabados en la mente, en el corazón, en el alma… No creo que los vaya a olvidar. Es imposible… No lo entiendo.
Un palo se acaba de romper detrás de mí. Me giro bruscamente y veo a mi hermano todavía mojado y preocupado. Me giré otra vez y busqué con la mirada aquellos ojos salvajes y a la vez amables en medio del bosque. Habían desaparecido, por supuesto. Aquello me entristeció. Necesitaba volver a ver aquellos ojos que no parecían humanos pero tampoco eran de un animal, no uno normal y corriente.
¿Qué te ha pasado Miranda? Estás agitada y alterada…
No te preocupes por mí. Estoy bien. Es sólo que…
¿Qué?
Nada.
Mi hermano parece no haberse conformado con la respuesta. Pero no le va a quedar otro remedio. Ahora mismo no puedo analizar lo que ha sucedido en el bosque. No soy capaz. Es demasiado irreal… Marcos decide no entrometerse. Se lo agradezco de corazón. Mis primos siguen en el agua. No se cansan nunca, pero ya es tarde y debemos volver. Lo extraño es que no haya venido nadie aún a buscarnos. No creo que se hayan olvidado de nosotros.  

No hay comentarios: