miércoles, 7 de marzo de 2012

Pensamientos, preguntas y problemas (3)

Ya iba a ser la hora de comer cuando paramos en una pequeña playa fluvial para descansar y comer algo. Hasta ahora habíamos visto ciertas curiosidades de este bosque que mi padre parecía conoce a la perfección. Lo más raro de todo es que cada lugar en el que parábamos hacía que me recorriese un hormigueo de los pies a la cabeza. No sé si estoy enloqueciendo, pero parece como si mi padre estuviese intentando que recordase mi pasado.
No sé si todo es demasiado para mí. No entiendo nada, pero lo siento todo.
Mi hermano no volvió a hablar conmigo acerca de lo que pasó ayer antes de cenar. Sé que él, mientras yo le enseñaba mi tarde, averiguó ciertas cosas que no compartió conmigo, pero sospecho que sí lo hizo con mi padre. Me siento un poco perdida. Hay muchas cosas que todavía no entiendo.
Después de comer, mis primos querían quedarse en la playa y bañarse, pero mi madre y mi tía preferían seguir paseando. Tras varios tira y afloja la solución fue que mi tía y mi madre irían de paseo con mi padre, yo me quedaría en la playa con mis primos y mi hermano y mi tío acompañaría a mi prima a visitar las tiendas del complejo comercial, que estaba a la entrada del bosque. Solo constaba de dos tiendas de recuerdos del parque natural, una cafetería, un pequeño hostal, un tienda de provisiones y materiales necesarios para poder acampar en el bosque y un puesto de vigilancia de guardabosques. Supuestamente, las tiendas estaban destinadas para que los turistas dejen allí el dinero que lleven encima. El lugar perfecto para mantener a Vera entretenida durante al menos las tres horas siguientes.
Una preocupación menos.
Tienes razón. ¡Mira que protesta! El único consuelo que nos queda es que no vamos a tener que aguantarla mucho más tiempo.
Noté un cambio en el humor de Marcos, desde que solo nos habíamos quedado nosotros y nuestros primos pequeños. Parece que papá le había impuesto ciertas normas.
Solo hasta que él hable contigo. Me dijo que no debía rebuscar todo lo que está oculto para dejarte dormir por las noches.
Qué considerado por tu parte que le hayas hecho caso.
Cuando se ha tratado de esto, siempre le he hecho caso.
Yo me quedé en la orilla viendo como los tres se bañaban. No pensaba meterme en el agua al día siguiente de casi ahogarme en la Cascada. Se lo estaban pasando bien, no había peligros, a menos que apareciese un gran caimán, lo cual no es posible, no en esta zona del estado; y yo tenía ganas de caminar. No iba a aguantar mucho más allí sentada viendo para los árboles.
-Marcos, voy a dar una vuelta. Vuelvo en quince minutos. No os mováis de aquí.
-¡Vale, Miranda! ¡No nos moveremos!
Ten cuidado. Y ni se te ocurra ir río arriba. No te conviene. No, todavía. Y si papá se enterara…
De acuerdo, ¿entonces, río abajo?
Es la mejor opción. De momento.

No hay comentarios: