miércoles, 11 de abril de 2012

Pensamientos, preguntas y problemas (7)

 -¿¡JD!?
Tan pronto oí mi nombre, me giré. No reconocí esa voz. No era de nadie de la comunidad; me había alejado lo suficiente como para que nadie me encontrara. Pero nada más girarme vi a tres personas, dos mujeres y un hombre, que no esperaba ver allí. Eran los padres de Miranda y una mujer a la que nunca había visto. Sentí su sorpresa y también a mí me sorprendió enormemente el hecho de que Adrian me hubiese reconocido. Me di la vuelta para seguir mi camino. Fingiría ser un lobo normal y asustado. No notarían la diferencia. No tengo especial interés ni ganas de hablar con ellos. No mientras tenga restricciones que cumplir para con Miranda.
-Por favor no te vayas. Necesitamos hablar contigo, por favor -Suzanne me estaba implorando... A eso no podía negarme. Hace tiempo prometí que a ella nunca la decepcionaría. Siempre se preocupó más por mí que mi propia madre y me defendía ante don Andrés, su padre-. Por favor, hazlo por..
No permití que terminara la frase. Ya había accedido casi en el momento en el que los vi. Tenía que cambiar de forma. Era necesario. No tenía pensado hablar con ellos en mi segunda forma. Todavía no sé lo que piensan de mí ahora mismo. A unos tres metros había unos matorrales y un gran árbol. Me dirigí allí.
Cambiar de forma no es algo que nos guste especialmente. Duele sentir como tus huesos, tus músculos se transforman literalmente. De lobo a hombre es peor. Es como sentir que alguien te estira y te estira como si fueras un muelle. Sin embargo, tras un mes haciéndolo uno se acaba acostumbrando. Yo ya llevo dos años, ahora es pan comido, aun así, no es agradable.
Tardaría aproximadamente un minuto y medio y en ese tiempo debía acostumbrarme a ser una persona de nuevo, a andar sobre dos piernas y a no rehuir de todo lo que no sea propio del reino animal. Lo más difícil era acostumbrarse de nuevo a estar rodeado por personas. Cuando estamos en nuestra forma lobuna, tendemos a aislarnos y alejarnos de las poblaciones y de los sitios donde simplemente hay alguien más aparte de nosotros mismos.
-Gracias...
-No tenéis por qué agradecerme nada -no tengo ni idea de lo que quieren hablar, pero no voy a perder la oportunidad de saber cómo está Miranda. Sé que ellos serán sinceros conmigo.
Adrian dio un paso hacia mí y me tendió una mano. Yo se la estreché. Pude sentir y ver parte de lo que habían sufrido. Era demasiado para una sola persona, pero también sentí su determinación y su seguridad a volver a su vida, a la comunidad y a continuar dejando el pasado atrás. Me alegro mucho de que Adrian no sea parte de mi familia porque si no vendrían buscando venganza por una serie de sucesos y discusiones de las que ya nadie conoce el motivo ni quien empezó esta especie de confrontación interna.
-Tenemos mucho que agradecerte -Suzanne me abrazó y me miró a los ojos. Sentí todo su agradecimiento y me gustó la sensación de que por fin haya alguien que reconozca lo que hago bien y que no le dé más importancia a lo que hago mal-. A ti y a tu tío Jeffrey. Salvaste a Miranda. Protegiste su corazón como lo haría un buen amigo...
-Le disteis un techo bajo el que vivir a Mateo. Tú y Mateo os visteis envueltos en todo esto directamente y no tenía que haber sucedido así. Ya he hablado con él y le he explicado todo -nunca había visto al padre de Miranda tan decidido a arreglar todo este embrollo. Antes siempre había estado bajo el yugo y tras la sombra de don Andrés (igual que mi padre está bajo mi abuelo Luke). Es un gran hombre, puede hacer muchas cosas y parece que está dispuesto a demostrarlo.
-Y aún por encima ahora estáis limpiando nuestra casa para que podamos volver a la comunidad... ¿y dices que no tenemos nada que agradeceros?
-A mí no me importa hacerlo. Así tengo algo con lo que distraerme y no pensar en... -solo recordarlo se me revuelve el estómago. Mi hermano que quiere cumplir una venganza sin sentido, mi madre que no me quiere, que ya no tengo casa, mi abuelo que me odia y mi padre que no aparece por ningún lado.
-No te preocupes, todo se arreglará. Para eso estamos aquí. Y siéntete libre de quedarte en la casa de mi hermana todo el tiempo que necesites. A ella no le importa y le guste tenerte en su casa.
-Además, le has dado un motivo para que use su horno más a menudo. ¡Con lo que le gusta hacer pasteles! -ver que la madre de Miranda podía sonreír me dio un motivo para pensar que tienen razón y que todo se arreglará. Pero... ¿cuánto tiempo hará falta?
-Bueno, ya se ha hecho demasiado tarde. Tenemos que volver junto a los chicos que van a pensar que nos hemos olvidado de ellos.
-Tienes razón, pero yo me voy con JD a casa de mi hermana. Tú explícaselo a los chicos de la mejor forma posible para que no se preocupen.
-Está bien.
Suzanne se despidió de su marido con un beso y la otra mujer y ella se internaron en el bosque de regreso al sitio donde acampaban. Adrian las observó hasta que desaparecieron entre la maleza.
-Vayámonos, chico. Seguro que conoces algún camino hacia la casa de mi hermana que ni se acerque a la comunidad.
-Sígueme.

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