miércoles, 1 de febrero de 2012

La comunidad (8)

 A mí siempre me pareció que mi padre no había elegido correctamente. Está en un lugar en el que no quiere estar, por eso casi nunca está en casa y siempre procura estar fuera cuando se lleva a cabo alguna que otra reunión del consejo. Mi abuelo Luke le odia. Bueno, a mí también me odia. Lo sé. Pero no lo entiendo. Si fue una decisión de los corazones de mis padres, él debe respetar su deseo de estar juntos. Sin embargo, cada vez está más presente en mi mente si realmente éste era el deseo del corazón de mi padre o si no hay detrás de todo algún tipo de artimaña para atar al hijo de uno de los hombres más poderosos de la comunidad, mi padre, a la hija del que sería el jefe del pueblo. No lo sé. Tengo que hablar con mi padre y aclarar algunas cosas.
Y el último miembro de mi reducida familia es, como no, Miranda. Cada vez la echo más de menos. Si no fuera porque es peligroso para ella, ahora mismo iría a hacerle una visita. Ella tiene el poder de atarme a la vida y hace que la disfrute minuto a minuto, siempre y cuando esté con ella. Ahora mismo al irme de casa, he tomado la decisión más importante de mi vida, o por lo menos parte de ella. Necesito que ella la apruebe, que me diga lo que piensa y que... me ayude a seguir vivo. Ahora que está 100% claro que mi familia no acepta mi mera existencia, que mi hermano odia el mismo instante de mi nacimiento y que ni mi propia madre me reconoce, necesito la mano de Miranda y sus ojos...
-JD, come algo y vete a descansar... No tienes buena cara... -Sarah me miraba preocupada. Había sentido el hilo de mis pensamientos. Se preocupa más que mi madre...
-Sarah tiene razón... No vas a conseguir nada si...
-Está bien... -cogí el tenedor y cenamos juntos como una familia de verdad. Cuando resuelva mis problemas, tengo que agradecérselo de alguna manera. Ya pensaré en algo.
Después de cenar, Andy y mi tío Jeff se fueron, yo ayudé a Sarah a recoger la cocina y subí a lo que sería mi cuarto durante una temporada. Lo que no sé es si será pequeña o grande. Dejé que mi mente vagara entre los arboles y el silencio de la noche llenara mi alma y me calmara. Sentí como Miranda descansaba en su tienda. Dejé de lado todas las preocupaciones y preguntas que albergaba mi mente para poder dormir, por lo menos esta noche. Mañana ya buscaré a mi padre y ayudaré a Andy a hacer habitable de nuevo la que será la nueva casa de Miranda y su familia. Necesito hacer algo por ellos mientras no pueda hacer algo por ella directamente. Además tengo que prepararme yo también para el domingo. Mi deber como su amigo del corazón es ayudarla en la noche de transición y durante el descubrimiento y transformación en su segunda forma, que a partir de ahora será tan real para ella como su verdadero cuerpo.
Tengo tantas ganas de que llegue el domingo para poder correr los dos juntos sin que nadie pueda interferir ni oponerse a nuestra relación. A partir del domingo nadie nos podrá hacer daño. Solo nosotros podemos. Cualquier error podría ser fatal para ambos. Aunque juntos y después de todo lo que hemos pasado, sabremos superar lo que sea. Como me dijo Miranda antes: “No hay nadie más fuerte que nosotros”.

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